Joan Saura atiende a esta entrevista con un estado de ánimo agridulce: satisfecho por la estabilidad y la gestión del Gobierno tripartito, preocupado por la financiación y el Estatut, y enojado por las críticas a su actuación en el caso de los mossos condenados por torturas.
--Acaba usted de ser reelegido presidente de ICV por última vez. ¿Será Joan Herrera su sucesor?
--Herrera es el nuevo secretario general, el número dos. Ahora bien, mi sucesor saldrá de unas primarias dentro de cuatro años.
--Pero ha colocado a Herrera en la mejor posición de partida, ¿no?
--Está bien colocado, sí. Herrera es un valor en alza en Iniciativa. Pero no querría que nadie pensara que aquí hay sucesores a dedo.
--La asamblea de ICV lamentó cierta desconexión entre el partido y el Govern. Usted ha prometido dedicarse más al partido. ¿En detrimento del Govern?
--No... Lo que he prometido, sobre todo, es que también fijaré públicamente mi opinión política sobre asuntos que no afectan al Govern. ICV ha tenido una crisis de crecimiento. Hemos tenido que hacer frente a muchas responsabilidades gubernamentales y una parte importante de los cuadros del partido han tenido que dedicarse a ellas.
--Crisis de crecimiento, pero estancamiento electoral.
--Iniciativa nunca ha sido tan potente como ahora. En las últimas dos autonómicas tuvimos buenos resultados. Es cierto que en las municipales y en las generales, no tanto. Pero hemos diagnosticado bien los problemas internos y ahora, con la crisis económica, nuestras propuestas cobran más fuerza que nunca: la necesidad de un nuevo orden financiero internacional, la tasa Tobin impuesto sobre el flujo internacional de capitales para penalizar operaciones especulativas, que reivindican los movimientos antiglobalización, la necesidad de modificar la ley de estabilidad presupuestaria para permitir más déficit público. Son cosas que hemos defendido en solitario y que ahora empiezan a ser reconocidas por casi todo el mundo. Por tanto, la crisis, y no quiero que se me entienda mal, es una ventana de oportunidades para la izquierda. Porque reclama un nuevo modelo que supere el neoliberalismo.
--¿Comparte la petición de flexibilidad que el president ha hecho a los sindicatos?
--En los años de crecimiento económico, los sindicatos han sido responsables y flexibles, aunque la participación de la renta de los trabajadores en la riqueza nacional ha disminuido. Evidentemente, la crisis pide flexibilidad a todo el mundo, pero lo que no puede ser es que la pague quien no la ha creado. Las propuestas de abaratamiento del despido no se pueden aceptar. A mí no me preocupan los sindicatos, sino que algunas empresas intenten aprovecharse para hacer falsos ERE.
--¿Hay oportunismo empresarial?
--Aún no lo sé con exactitud. En el caso de Nissan, no sé si esa es la expresión adecuada, pero el ERE que han presentado no se puede aceptar. Nissan tenía beneficios hasta marzo pasado, no ha presentado ni plan industrial ni social... Por tanto, intenta aprovecharse de la crisis para tomar medidas inaceptables. El Govern no puede admitir ningún ERE oportunista. Me consta que la consellera de Treball también piensa así.
--El segundo Gobierno tripartito ha llegado al ecuador. ¿De qué está satisfecho y de qué no?
--El balance global es positivo. Estamos dando prioridad a las necesidades de las clases populares. Con la ley de barrios, con la vivienda pública, con la sanidad, con la educación, donde a pesar de las discrepancias sobre la ley hemos pasado de 47.000 a más de 63.000 maestros en la escuela pública... Sin embargo, no veo que esto se perciba bien, porque hay cuatro temas que han monopolizado la imagen del Govern: el caos de Cercanías, el apagón, la sequía y la negociación de la financiación.
--¿Y en la columna del debe?
--Lo peor es la relación con el Estado. Los incumplimientos permanentes con Catalunya en la financiación. Y en el desarrollo del Estatut.
--¿Qué pasa con el Estatut?
--Pasa que el Gobierno central, empezando por su presidente, no tiene un modelo. No sabe cómo hacer frente a los nuevos estatutos.
--¿Zapatero no sabe qué hacer con el Estado autonómico?
--No tiene una hoja de ruta autonómica. Yo ya no sé qué España quiere Zapatero. Para muchos ministerios, el Estatut es como si no existiera. Vamos, yo creo que ni siquiera se lo han leído. Preferirían que no se desplegase.
--¿Cree que el Gobierno catalán se lo juega todo a la financiación?
--Buena parte del éxito o del fracaso de este Govern pasa por ahí. Estoy convencido de que la firmeza del Govern hará posible un acuerdo. Las consecuencias de un desacuerdo serían terribles. De entrada, una crisis importantísima entre Catalunya y el Estado.
--Montilla dice que le cuesta ver en la práctica la lealtad del Gobierno central. ¿Existe esa lealtad?
--No. En algunos temas, no. Con la financiación, no. Ni con Cercanías.
--¿Cómo evalúa el grado de cohesión del tripartito?
--La estabilidad hoy es muy fuerte; está por encima de posibles discrepancias.
--Pese a ello, el Govern va camino de aprobar la ley de educación con el rechazo de ICV...
--Lo malo no es que ICV vote en contra, sino que entidades que firmaron el pacto nacional de la educación se opongan ahora a la ley. En el tránsito del pacto a la ley, ha disminuido el apoyo social. El president ha expresado su voluntad de consenso. Nosotros también.
--¿Qué consecuencias tendría un desacuerdo final?
--Quiero pensar que eso no pasará. Si pasara, las consecuencias serían graves, desde luego.
--¿Podría afectar a la continuidad de la coalición?
--No nos lo hemos planteado. Buscamos un acuerdo. Si no lo alcanzásemos, ya veríamos.
--La culminación del despliegue de los Mossos coincide con una condena por torturas contra unos agentes. Los sindicatos policiales le acusan de no defender a sus mossos...
--Es una sentencia dura, pero no es firme. Hemos tomado dos decisiones. Una, la suspensión cautelar de los condenados. Y dos, recurrir contra la sentencia para que estas personas tengan derecho a defenderse. Ante una sentencia como esta no podíamos estar sin hacer nada. Los presuntos malos tratos policiales son aislados, mínimos. De todos los casos denunciados, las condenas no llegan al 2%. El comportamiento ético y democrático de los Mossos es altamente positivo. Nosotros actuamos frente a hechos que, aunque minoritarios, no podemos pasar por alto.
--Los agentes condenados habían sido exculpados en una investigación interna. ¿Pudo haber encubrimiento corporativo?
--No. Yo entonces no era el conseller de Interior y no sé cómo se hizo la investigación. Pero estoy convencido de que si no se pidieron responsabilidades es porque no se hallaron pruebas. No me imagino que se haya producido un encubrimiento corporativo.
--Su antecesora Montserrat Tura, hoy consellera de Justícia, ha salido en defensa incondicional de los condenados. Usted, no.
--No tengo nada que decir sobre las declaraciones de la consellera.
--¿Juzga apropiada la intervención de Tura, quien hace dos años ya discutió su nombramiento?
--No comentaré esto.
--¿Puede garantizar que todo ciudadano está hoy a salvo de maltrato policial en Catalunya?
--Eso es imposible. Tampoco se puede garantizar que todos los periodistas o todos los médicos actuarán bien. Sí garantizo que hacemos y haremos todo lo posible para prevenirlo: cámaras en las comisarías, formación, instrucciones contundente contra los malos tratos por minoritarios que sean...
Entrevista a Joan Saura a EL PERIODICO
Publicado por
ICV Castell-Platja d'Aro i S'agaró.
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Etiquetas:
Iniciativa per catalunya castell-platja d'Aro i s'agaró
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